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Este artículo tiene 582 palabras.
Palabras clave: Estados idílicos. Pintura.



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La alquimista cocina sola
por Esther Planas


Como mujer, siento al pintar la alquimia, la cocina de las cosas. El saber de leyes de la vida por la propia naturaleza cíclica que ello implica, por la necesaria paciencia que requiere el embarazo, sé y percibo muy claramente lo importante de la semilla que se nutrirá en la oscuridad y del tiempo que deberá permanecer oculta en gestación.
También lo mágico, el hechizo, es similar al acto de hacer la pintura y pintar, crear imágenes y quién sabe si has mezclado con los pigmentos otros polvos, otras esencias de rito y conjuro al acto de pintar.
Por lo cual ser mujer mediterránea y ser pintora, unifica básicamente estos dos tipos de mujer muy antigua:
La poetisa, la diosa homérica, Circes y Calipsos poseedoras del misterio Ctónico de Deméter y de su hija Perséfone, que seguro están inspiradas en mujeres reales y muy especiales, que vivían solas y eran magas.
La mujer de la tierra, que sabe de la Luna y sus secretos para hacer crecer la cosecha, que sabe mezclar, cocinar y hacer una alquimia primigenia. Qué descubre el sentido de la fermentación y "al paso del tiempo" en su aliado para hacer vino, aceite y pan. Y después bailará y cantará para celebrarlo.






Las veneres

La postura de éstas Venus napolitanas es mucho más erótica y visceral. En cuclillas, arcaicamente, podrían estar conversando entre ellas. Esa es la postura de tantas mujeres que cocinan, que tiñen telas en las riberas del río, que hacen terracotas, etc...
Estas Venus clásicas, pero de postura más reveladora que las de Milo o sus estáticas antepasadas prehelénicas revelan una concesión erótica y viva del mundo clásico hacia la mujer.
Esa es la postura en la que me sorprendo a mí misma la mayoría de las veces al pintar, mezclar y hacer la materia para las telas.
Esa es la postura de las magas alrededor del conjuro.
Mi experiencia en la danza me hace valorar el gesto, la pose incluso, que sería el inicio y el fin de un movimiento.
La postura de las "veneres"
La postura de la "Pintora"
La postura de la "Maga"
Se repite eternamente en la vida cotidiana, en el mundo y momento más privado y secreto.



"Venere con amorino"
Nápoles, Museo Nacional





Las recolectoras de las cien cabezas de Narkissos

La mujer creadora, que se preña de la Luna, que es prima hermana de la Luna cíclica , gestante y paridora conoce y crea la cocina, es la primera de las alquimistas. Para contemplar a esta mujer hay que traspasar el amurallado de adobe, de mármol y piedra del gran patriarcado, era en la cual continuamos inmersos.
Y llegar a las noches de plenilunio, donde las Diosas Blancas bailan sus ritos nupciales.
Cuando una mujer se atreve a crear hoy, recupera el ancestral arquetipo de bruja cocinera, hechicera del tiempo, conocedora de raíces secretas y bulbos milagrosos.
Se recupera a sí misma como continente creciente de la idea-simiente que desembocará en obra-fruto.
La preñen los vientos o las Lunas, el caso es que ella conoce el tránsito más iniciático de todos, el secreto Ctónico de la muerte y de la noche del que traerá luz y vida.
Perséfone se le acerca cuando mezcla los pigmentos. Y la sigue protegiendo, y ella es su adoradora.
Ser mujer, ser pintora es ser médium, bacante, ménade. Formar parte del coro Dionisíaco de la vida y de la muerte.
Saber extraer de lo muerto, la vida que se hallará en los cuadros de egipcia eternidad.







Copyright Esther Planas VEGAP
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, Número 02. Reservados los derechos