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Este artículo tiene 5213 palabras.
Palabras clave: Arquitecto. Campos disciplinares.



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El estado de las preguntas
por José Miguel Heras

¿cuál es hoy el rol social del arquitecto?

¿cuál es el campo disciplinar de la arquitectura?

¿cuáles son las fuerzas que inciden dentro de los campos disciplinares

que se pretendían específicos?

¿cómo trabajar en arquitectura teniendo en cuenta la interacción con estas fuerzas?



1
Bernard Tschumi: el rol social del arquitecto

Bernard Tschumi comienza su artículo Urban Pleasures and the Moral Good(1) preguntándose cuáles son los compromisos políticos reales de los arquitectos y cuál la definición del campo social de la arquitectura,

Bernard Tschumi agrupa a los arquitectos en "paquetes", según su actitud política y social e identifica un primer grupo como aquel que desconoce cualquier actitud crítica respecto del medio en que le toca trabajar, que bien por ingenuidad o por consciente falta de interés piensa que la arquitectura es algo que nada tiene que ver con la política, y,por tanto, sus formas y actuaciones en el medio están despojadas de toda relación con las redes de poder (económico, político, social, etc.,)

dentro del mismo primer grupo habrá otros arquitectos que, a sabiendas de que estas fuerzas existen e interactúan, preferirán usarlas en beneficio personal y no cuestionarse la actuación de la arquitectura como una fuerza entre otras que interviene en este complejo juego,

estos arquitectos sólo se dejarán llevar dulcemente por la corriente y si son hábiles surfearán exquisitamente las olas de las lógicas políticas y económicas establecidas, poniendo su arquitectura "al servicio de"

otro grupo, el segundo, es aquel que, en cambio, intenta resistir las presiones políticas y/o del mercado, tratando de controlar las tendencias para construir un mundo "más humano", con armoniosas calles, plazas y demás, y que trata de oponerse a las presiones que generan nuestras ciudades, intentando volver el tiempo hacia atrás, de detenerlo, no reconociendo que para bien o para mal con ésto es con lo que contamos,

antes de avanzar sobre estas posturas y sus posibles estrategias, revisemos un poco con qué cosas contamos,

Jean-Francois Lyotard, en su libro La condición postmoderna(2), plantea que en los últimos cincuenta años el mundo occidental estuvo dominado por la idea de que la sociedad forma un todo orgánico, sin lo cual dejaría de ser sociedad - por tanto la sociología no tendría objeto-

este sistema tiene la característica de autorregularse y esto es lo que le otorgaría fiabilidad, y, de este modo, la sociedad funcionaría como una especie de máquina inteligente, que se va regulando y optimizando según relaciones globales de input y output, es decir, a través de su performatividad, en donde hasta las anomalías, como por ejemplo huelgas o el paro o revoluciones políticas, no serían más que reajustes internos cuyo resultado sólo puede ser la mejora de la vida del sistema,

la sociedad es una totalidad unida, una "unicidad", que Parsons claramente enuncia cuando nos dice:

"La condición más decisiva para que un análisis dinámico sea válido, es que cada problema se refiera continua y sistemáticamente al estado del sistema considerado como un todo... Un proceso o un conjunto de condiciones o bien "contribuye" al mantenimiento (o al desarrollo) del sistema, o bien es disfuncional en lo que se refiere a la integridad y eficacia del sistema"(3)

aquí, si bien Parsons se refiere al análisis sociológico, su visión necesariamente implica o toma como base imprescindible a la sociedad entendida como un "todo", como un sistema que todo lo abarca y que interconecta sus partes

pero entonces si la sociedad funciona como un sistema inteligente que se va perfeccionando a través de su performatividad, o sea de su eficiencia maquínica, de su relación entre el gasto de energía y lo que éste produce, se deduce que existe un fin último que es el de la mejora del sistema, "el progreso" de este sistema unificado, de unicidad,

el concepto de "progreso" es una variable que tiene un peso importante dentro de esta concepción,

pero para que esta organización maquínica funcione debe haber un consenso general en cuanto a sus reglas de juego, debe convencer a la sociedad de que esto es conveniente, debe haber un consenso entre los que emiten este tipo de mensaje y sus destinatarios sobre el valor de verdad de este tipo de organización porque si no no se pasaría al terreno operativo,

el funcionamiento y la eficiencia en sí misma no tienen estatuto de verdad, que algo funcione y sea eficiente no es mérito suficiente para que sea verdadero y socialmente beneficioso

no es verdad, por ejemplo, que una máquina de guerra, por eficiente que fuera, sea, automáticamente, buena para la sociedad,

y si la eficiencia del sistema y su autoperfeccionamiento no son méritos suficientes para avalar este modelo de sociedad ¿qué es lo que lo legitima? ¿qué cosa le da estatus de verdad?

hasta este momento la epistemología como forma de pensamiento pasible de hacer coexistir simultáneamente relatos legitimadores capaces de producir verdades parciales no tenía el suficiente peso en contraposición a los metarrelatos que intentaban legitimar el sistema

históricamente había sido la filosofía el metarrelato legitimador o devaluador de cualquier construcción socio-cultural,

pero este modelo también, queda claro, necesita de un correlato filosófico a este relato científico-maquínico que postula una sociedad como un todo eficiente, y, a través de la doble herramienta del razonamiento científico y el indisolublemente ligado sentido común, avanza hacia una sociedad más justa y humana gracias a los adelantos científicos modernos,

se adivina inmediatamente que el postulado filosófico es aquel viejo planteo occidental apoyado en dualidades, que dejará en claro un orden universal, correrá el velo para dejar ver los valores morales, el sentido común, lo bueno en contraposición de lo malo, lo ético de lo no-ético,y así, bueno, será el concepto de progreso, el de un orden universal al que todo y todos deben atenerse, y que nos posibilitará vivir en un mundo más humano...

más humano porque con los nuevos avances técnicos y científicos eficientizaremos el trabajo de manera que TODOS podrán acceder al confort y a una vida mejor y más digna, se solucionará el hambre, se aumentará el control sobre las enfermedades, etc.,

para que este sistema funcione, para que sea una unicidad, todo deberá estar relacionado, y a su vez para que todo esté relacionado, deberá ser susceptible de ser comparado bajo unas mismas normas, sus elementos deberán ser conmensurables, homologables, susceptibles de ser valorados según pautas establecidas, aquellas que determinan su performatividad, su eficiencia, o sea que le otorgan un valor en términos de: "mejor para el sistema" o "peor para el sistema", y como vimos, este sistema es en definitiva lo social, la sociedad es la que está representada en él,

pero Lyotard nos advierte que

"...la aplicación de este criterio a todos nuestros juegos no se produce sin cierto terror, duro o blando: Sed operativos, es decir conmensurables, o desapareced."(4)

esta lógica de la eficacia, de la performatividad, de la conmensurabilidad, de la homologación muestra sus contradicciones con el paso del tiempo, se empieza a revelar ineficaz para lidiar con los problemas que pretendía solucionar y las paradojas a las que arriba son innumerables,

por ejemplo en el campo socio económico quiere a la vez menos trabajo para abaratar los costes por un lado y por otro busca generar más trabajo para aliviar la carga social de la población inactiva, o sea que a la vez que promete generar puestos de trabajo, reemplaza a los trabajadores por máquinas que abaraten lo que producen,

lo que queda claro es que en algún punto este sistema empieza a perder credibilidad y que las situaciones anómalas que se presentan ya no contribuyen a "perfeccionarlo"sino a deformarlo,

hoy gran parte de los esfuerzos de las comunidades intelectuales están enfocados en tratar de entender y de lidiar con estas fuerzas que a través de los media, de las fuerzas de masas sociales, de las nuevas formas de comunicación, plantean otras reglas de juego que exceden al "sistema" y que tambien excede a sus controladores históricos como eran los estados con sus mecanismos tradicionales,

la crisis de "performatividad" provoca un cuestionamiento del relato desde el metarrelato, es decir, desde el lugar de las comunidades intelectuales que intentan entender y lidiar con estas fuerzas

y nosotros arquitectos ¿cómo pensar y construir en medio de estas fuerzas y relaciones?, y nuevamente la pregunta de Tschumi ¿cuáles son los compromisos políticos y sociales de la arquitectura hoy?

volviendo a aquellos grandes grupos en que se clasifican los arquitectos:

por un lado, aquellos que por ingenuidad o inconsciencia siguen pensando que la arquitectura nada tiene que ver con la política y el poder y por otro aquellos que, montándose sobre las olas de demandas del mercado, surfean sobre éstas para beneficio personal,

de más está decir que cualquiera de estas dos actitudes pone a la arquitectura de una manera irreflexiva al servicio de los especuladores de turno,

otra actitud enumerada es aquélla que resiste los embates del mercado, que se resiste a perder el terreno ordenado propuesto por un orden pautado por el sentido común, a partir del cual construir ordenadas ciudades con ordenadas calles y plazas, y que reconoce la moral arquitectónica como aquélla que conecta con este sentido común, con "lúcidos y humanos valores tradicionales" (presupuestos que Tschumi no comparte), "que alienta a los arquitectos a subordinar su ego en favor del sentido común",

no hagamos disparates, seamos eficientes, apelemos al sentido común, y este "seamos eficientes" sugiere "la gente lo necesita" y lo sugiere porque cuando en las escuelas de arquitectura nos dicen que apelemos al sentido común para producir "buena arquitectura" significa que no despilfarremos, que seamos eficientes, a través de aplicar el sentido común, o sea de ser eficiéntes y no "malgastar tiempo y dinero" ayudaremos a la mejora social del mundo,

entonces el sentido común está de la mano de la moral, y la moral o lo moral es aquello a partir de lo cual se es capaz de emitir un juicio de valor sobre algo, porque decir que algo es inmoral es equivalente a decir que está mal (una arquitectura con un alto valor moral será una buena arquitectura y por el contrario una inmoral será mala),

lo bueno es entonces aquello moral, o sea aquéllo que se le ha aplicado el sentido común,

pero ahora cabe preguntarnos ¿qué es el sentido común?, o mejor dicho ¿quién construye esta noción de sentido común? la respuesta pareciera obvia: la comunidad, pero ¿quién es la comunidad y qué valores representan a la comunidad?

ésta es una pregunta siempre pendiente, que nunca queda claramente contestada, que incomoda a quienes apelan al sentido común y por ende a la moral para avalar sus apreciaciones y justificar sus acciones... pero con respecto a la pregunta ¿quién representa a la comunidad? sí podríamos ensayar una respuesta, y entonces, los que representan a la comunidad son aquellos que detentan cierto espacio de poder, los que resuelven en nombre de otros, los que cuentan con el poder para decidir lo que es bueno para muchos- aquí cabe agregar que estos decididores resuelven en nombre de muchos aunque dentro de esos muchos haya muchos otros que queden en posiciones desventajosas,

Tschumi nos dice:

"Deseo sugerir que es erróneo hacer una apelación moral en favor de lo social en la medida que tal apelación es siempre predicada sobre un ya existente sentido de lo social basado en valores humanitarios establecidos. Históricamente estos valores han excluído o restringido el dominio del placer para innumerables ciudadanos del así llamado orden mundial; estos valores son humanitarios para unos pocos"(5)

lo que queda claro es que este sentido común, esta moral social, no es para todos igual, sino que beneficia a los que están mejor y controla a los que no se encuentran dentro de una posición cómoda en este orden establecido, éste es un punto clave para entender el por qué hoy este discurso del sentido común ha perdido en mucho su capacidad de convencimiento dentro de círculos de pensamiento de vanguardia,

también podemos agregar que este apelar a los valores morales, al sentido común es un abogar por una sociedad y cultura unificadas, en donde EL valor moral es uno para todos, y por lo tanto LA verdad también: existirá para una concepción del mundo de este tipo una verdad última desde donde poder juzgar las cosas, y por lo tanto categorizarlas según lo que es "más natural", o lo que tiene que ver con "la realidad", siendo estos estadios, el de natural y realidad, fijados desde estos centros de poder

Lyotard nos dice que

"...hay un hermanamiento entre el tipo de lenguaje que se llama ciencia y ese otro que se llama ética y política: uno y otro proceden de una misma perspectiva o si se prefiere de una misma elección, y esta se llama Occidente."(6)

o sea, este grupo de arquitectos es aquel que se resiste al cambio en nombre de la moral y del sentido común y que intenta preservar el modelo de sociedad que se presenta como un todo orgánico pero que como vimos expone sus contradicciones y que como sistema ya tiene hoy un estado de erosión avanzado,

pero entonces por un lado condenamos la actitud facilista de "dejarse llevar irreflexivamente" por las presiones políticas y del mercado, y por otro descubrimos reaccionaria la actitud de no aceptar que el mundo ha cambiado, de no reconocer unas nuevas realidades, unas nuevas reglas de juego,

y entonces ¿qué nos queda? ¿cómo trabajar en arquitectura sin estar atrapado por estas dos actitudes? ¿qué alternativas hay?

nuevamente Lyotard nos dice que el saber cambia de estatuto al mismo tiempo que la sociedad entra en la llamada era Postindustrial y la cultura en la edad llamada Postmoderna, y que esto ha comenzado cuando menos desde fines de los años cincuenta...

"Las delimitaciones clásicas de los diversos campos científicos quedan sometidas a un trabajo de replanteamiento causal: disciplinas que desaparecen, se producen usurpaciones en las fronteras de las ciencias, de donde nacen nuevos territorios. La jerarquía especulativa de los conocimientos deja lugar a una red inmanente y por así decirlo <<plana>> de investigaciones cuyas fronteras respectivas no dejan de desplazarse."(7)

y entonces si las fronteras disciplinares no dejan de desplazarse, si las competencias disciplinares sufren constantes reacomodamientos, pregunto

¿cuál es el campo disciplinar específico de la arquitectura?

o precisando la cuestión,

¿existen unos límites disciplinares precisos del quehacer arquitectónico?

una lectura posible de lo dicho hasta ahora es que desaparece el crédito otorgado a los metarrelatos como sustentadores disciplinares,

ésto nos lleva a la necesidad de encontrar nuevas formas de legitimación para estas nuevas reglas de juego que devienen en nuevas formas de pensamiento,

y de nuevo reiteramos la pregunta

¿cómo trabajar en arquitectura dentro de este proceso?,

para ésto veamos en que estado se encuentran las cosas,

de más está decir que las lecturas son múltiples y variadas, pero veamos, por ejemplo, qué nos dice Fredric Jameson,


2
Fredric Jameson: espacios de la posmodernidad

en una entrevista que le hace Michael Speaks, titulada Envelopes and Enclaves: The Space of Post-Civil Society(8), Jameson nos dice:

"Mi idea de lo post-moderno es, ante todo, que la estética de este período y las formas que el proyecta deben ser vistas en términos de un completo modo de producción y no meramente como un estilo."(9)

hablar aquí de lo post-moderno y de un completo modo de producción, es en definitiva distinguirlo de lo moderno y su modo de producción,

habíamos visto que el modelo moderno proponía la idea de la sociedad como un todo orgánico autorregulable, con un modo de producción concreto, en donde la performatividad demandaba una organización y una economía que cristalizaban en ciudades ordenadas y eficientes y en una relación campo-ciudad en equilibrio en su producción de materia prima y de elaboración,

en esta sociedad y cultura post-modernas este sistema de organización ha mutado, los viejos enclaves agrícolas perfectamente diferenciados de la estructura urbana, y lo urbano en sí mismo empiezan a sufrir un proceso que desdibuja sus límites, los desplaza, empiezan a entrar en contacto y a mezclarse, las ciudades empiezan a perder sus bordes y a extenderse de manera difusa mientras que las actividades propias del campo empiezan a estar mediatizadas dentro de la ciudad debido a los cambios en las redes de comunicación,

la tendencia es transformar todo en algo que empieza a ser urbano, pero de nuevas características, por ejemplo en estas sociedades ya no se hará más agricultura, se hará agronegocio,

una nueva noción de espacio homogéneo se impone a sí mismo, el concepto de ciudad moderna desaparece y con él sus formas de pensamiento de lo urbano, aquellas encarnadas por Haussmann en sus orígenes y pasando por Le Corbusier,

pero también la justificación del edificio moderno per se, aquél que representaba el modelo de producción en que se insertaba funcionando como un sistema en sí mismo con su transparencia y racionalidad constructiva deja de tener significado,

dentro de estas mutaciones Jameson también reconoce las de las formas jurídicas de la propiedad, las antiguas formas jurídicas de lo público-privado ya no contienen estas nuevas entidades que emergen y no pueden ser incluídas en estas categorías- por ejemplo grandes espacios privados, usados de manera masiva con apropiaciones cercanas o formas parecidas a las planteadas en los espacios públicos, y en relación a una escala macro, la nueva Europa en donde todas estas naciones-estado se unifican no meramente a través de instituciones políticas, sino a través de rápidas comunicaciones, cruzando fronteras, y que en este sentido produce un acercamiento al modelo norteamericano en cuanto a congestión de redes de comunicación que incluso en Europa cruzan límites internamente muy rígidos como pueden ser los de las tradiciones locales,

ahora volvamos a la encrucijada en que nos encontrábamos:

¿cómo operar dentro de este complejo panorama sin quedar atrapados dentro de las dos alternativas mencionadas por Tschumi?

¿cómo trabajar dentro de la arquitectura sin dejarse llevar mansamente por esta fuerza del mercado y el poder o sin volverse un conservador que se venda los ojos ante esta realidad?

Tschumi nos plantea una tercera alternativa, no la de flotar en la corriente, tampoco la de tratar de resistirla obvia y formalmente, sino por el contrario, jugar con sus reglas pero tratando de acelerar el proceso hasta arribar a otra condición urbana, que exhiba un encanto infeccioso, saturado, en las muchedumbres urbanas y sus complejos modos y visiones, desarrollando posibilidades y sorpresas constantes, sensaciones que las edificaciones intensifican,

pero ésto no es un tipo de "paquete de programas" del tipo desarrollado en los malls, que termina por homogeneizar, unificar la esfera de lo excitante, que construye un lugar para la consumición pasiva, sino más bien trata de un tipo de cuidadosa disposición de programas y eventos que mantienen tanto su homogeneidad como sus interrupciones, esta visión de la práctica arquitectónica como respuesta a las importantes diferencias en la sociedad contemporánea le confiere un rol preponderante a nuestro público tanto como constituyéndose a sí mismo, como definiendo sus espacios a través del uso,

evidentemente Tschumi no es el único a la hora de proponer arquitectura en tratar de hacer esta lectura de las fuerzas sociales, políticas, comunicacionales, que marcan hoy nuestra realidad,


3
Koolhaas: más allá de lo formal

un personaje que marca un rumbo en este sentido es Rem Koolhaas, que confiesa tener enormes dudas sobre la repartición que se hace entre arquitectos y urbanistas, en términos de buen gusto y cultura, dice sentirse desilusionado sobre todo de la producción de los años ochenta, en referencia a aquellas corrientes que recuperan los catálogos formales de la historia que según propias palabras de Koolhaas, "bajo un gran despliegue de civilización, pienso que existen casos de analfabetismo"...(10)

Koolhas nos dice que su principal interés radica en el estudio del fenómeno más importante del siglo XX: la cultura de masas, esta cultura de masas que ha destruído los valores tradicionales de la arquitectura,

nos dice:

"he escrito Delirious New York sin haber utilizado ni siquiera una vez un concepto arquitectónico que se refiera a la forma, y este es el verdadero valor del libro."(11)

podemos leer esta frase como una denuncia a los trabajos que se basan fuertemente en conceptos formales, aquellos que a través de fundamentos formales no pueden tener en cuenta, no pueden captar estas fuerzas que marcan hoy nuestras ciudades: las comunicaciones, los flujos de masas humanas, la media, etc., "he descubierto, nos dice, que el verdadero sentido de la arquitectura se ha de buscar en lugares que no siguen el camino oficial."(12)

su fascinación por Nueva York consiste en el hecho de pensar que es el ejemplo más claro de cómo la artificialidad ha reemplazado la naturalidad,

por otra parte y reforzando su despreocupación formal, Koolhaas afirma que un proyecto consiste exclusivamente en un programa (y aquí por programa debemos entender esta complejísima red de fuerzas que se mencionaron),

el aspecto formal tiene una importancia menor,

algo que creo de un valor importante en Koolhaas es su forma de tratar lo particular, el hecho puntual, cuando nos dice que no existe una única manera de actuar, una única manera de reaccionar, por el contrario cada caso tiene una respuesta específica, nos dice "todos mis trabajos son un intento de adaptación a los requerimientos del momento, sin la nostalgia de los modernos clásicos."(13)

Koolhaas propone una teoría basada en tres argumentos o tres críticas al "urbanismo", que les voy a citar textualmente:

"en primer lugar la monotonía y por su causa la irresponsabilidad: existe una ausencia total de invención y creatividad,

en segundo lugar, otro factor desastroso de esta tendencia es que por tener unos objetivos predeterminados, se ciega frente a las delicadezas y particularidades de cada contexto,

la tercera reserva es que se hacen proyectos tipológicamente tan restringidos que se pueden comparar a un cuento de la mitología griega titulado "El lecho de Procust", en donde Procust es un bandido que luego de robar a los viajeros, los mutilaba y dislocaba para adaptarlos a una cama de hierro. De esta manera la cama siempre tenía las medidas adecuadas. Siento que este tipo de actividad arquitectónica está haciendo lo mismo, y especialmente ciertas actividades modernas que no se pueden adaptar a ciertos patrones."(14)

cuando Frederic Jameson habla sobre Koolhaas hace una distinción que creo importante a la hora de "leer" la obra del último,

nos dice que si seguimos la lectura que hace Niklas Luhmann sobre la idea de modernidad, ésta está caracterizada por la diferenciación,

para Jameson el valor de la obra de Koolhaas es poder también producir un tipo de diferenciación, o sea dentro de la globalización producida por la información en la sociedad actual, su capacidad por reconocer, o construir diferenciaciones, pero de un tipo totalmente diferente a las que se producían en el modelo moderno, y esto, en términos de arquitectura, se traduce en enormes contenedores para todo tipo de actividades desprogramadas, pero diferenciadas,

pero la originalidad que ve Jameson en Koolhaas es que no simplemente glorifica la diferenciación en el sentido pluralista ideológico, sino que más bien insiste en la relación entre lo azaroso y libre y la presencia de formas rígidas, inhumanas, indiferenciadas, que es lo que permite la diferenciación de lo que se encuentra alrededor,

de esta manera esta visión se traduciría en la imposición de estructuras formales con diferenciales rígidos, constantes, contingentes, cuya función es permitir que esta diferenciación e improvisación aflore alrededor por sí misma,

éste es un tipo de paradigma político que mediante la combinación formal de estructuras con cierto orden pero sin contenido, permiten todo tipo de formas libres o desordenadas en sus intersticios, estas combinaciones de ley y libertad pueden verse como características de nuestro presente,

otra variante de importancia respecto de aquella sociedad civil "moderna" es la mutación del binomio público-privado, es decir la aparición de ciertas formas arquitectónico-político-sociales que no encajan dentro de esta división,

hoy existe una extraña mezcla entre espacios privados usados de manera o con formas más cercanas a las públicas, y ejemplos de estas situaciones existen en todas las grandes ciudades: espacios que albergan actividades de todo tipo, que antes estaban separadas, como el poder ir a comprar todo tipo de cosas, desde comida y ropa, hasta ir a comprar un auto o un barco, junto con la posibilidad de ir al cine o cenar, o de escuchar un concierto de rock al aire libre,

estos espacios si bien son exclusivamente privados tienen ciertas características que tienen que ver con los históricamente llamados espacios públicos, no sólo por sus dimensiones sino porque albergan a un número importante de "ciudadanos", lo que pondría en competencia a la clase dirigente, al gobierno en su obligación de velar por ellos, esto genera entre otras cosas hasta un problema a nivel legislativo:

¿cómo legislar, qué leyes aplicar a estos espacios que tienen características públicas y privadas a la vez, o sea, que no son estrictamente públicos ni estrictamente privados?

un ejemplo claro de este nuevo tipo de espacios lo aporta la terminal marítima de Zeebrugge, proyectada por Koolhaas, que es un interespacio que conecta diversos países, y que es un punto de arribo de ferrys,

entonces la terminal es pública pero en un sentido nuevo, por estar en realidad "fuera" del espacio público de cualquiera de las naciones involucradas, y esto es lo que Koolhaas observa como la nueva "cultura de la congestión",

de esta manera por un lado observamos que Koolhaas intenta registrar este desarrollo y por otro también aportar o definir algunas bases,

recapitulando un poco, abrí mis comentarios con una pregunta de Tschumi que era

¿cuáles son los compromisos políticos reales de los arquitectos y cuál la definición del campo social de la arquitectura ?

acabamos de ver que tanto Tschumi como Koolhaas reconocen una realidad nueva en donde intervienen los media, la cultura de masas, las comunicaciones a un nivel nuevo, etc.,

vimos también que ambos proponen intervenciones arquitectónicas que tengan en cuenta estas variables como datos que aunque queramos o no, están, existen entre nosotros cada vez con más fuerza,

esto estaría aportando una nueva lucidez respecto al tratamiento del complejo tema urbano, y esto suena terriblemente seductor,

de todas maneras a mí me gustaría seguir haciéndome algunas preguntas,

por ejemplo, el hecho de reconocer que estas fuerzas existen y que inevitablemente deberemos lidiar con ellas ¿significa que éste es el único camino posible?

en el caso de Koolhaas cuando nos dice que el punto principal de interés para él es el tema de la congestión urbana y la cultura de masas y a raíz de esto nos dice: "nuestros sueños y fantasías son megalomaníacos, esperamos pacientemente la ocación para poder realizar fragmentos de esta megalomanía"(15) ¿no será que Rem Koolhaas ha reemplazado el viejo estadio de realidad para reconocer uno presente, pero que ha perdido capacidad crítica respecto de éste? y que por otra parte su intento de particularizar se refiere a lo particular dentro de lo masificado, o sea son condiciones particulares masificadas, ¿o no es acaso cierto que el mero hecho de que algo exista NO le confiere automáticamente un carácter beneficioso? ¿no será que Koolhaas va montado sobre la ola de la "cultura de la congestión" realizando un exquisito surfeo y de esta manera poniendo su arquitectura al servicio de los especuladores de turno?

y en el caso de Tschumi, su actitud de "acelerar el proceso para pasar a otro estadio"

¿no será más bien una actitud voluntarista más que una posición crítica y radical "real" desde el momento que no se sabe cuál es el cambio que se pretende ni cuando arribará?


4
¿Cuáles son las alternativas?

¿es ésta la única alternativa?, o existirán unas respuestas alternativas a la de trabajar

dentro de esta marea que nos arrolla homogeneizándonos

dentro de un "ser masificado" y que los dos, Koolhaas y Tschumi, por caminos diferentes proponen,

¿o es que quizás pudiéramos hacer algún tipo de juicio aunque más no sea personal

respecto de que tipo de vida queremos vivir, aunque estas fuerzas existan, aunque estén allí o más precisamente aquí?

quizás debamos reflexionar y ensayar respuestas que incluyan, además de estas variables, otras apetencias que por viejas y conocidas quizás no hayan dejado de tener valor

y hablar de la cultura de masas, o sea diseñar teniendo en cuenta las masas y sus poderosas fuerzas en la esfera de lo urbano ¿qué espacio real deja para sensibilidades que no encajan con esta forma de vivenciar la ciudad? o dicho de otra manera ¿no será posible además utilizar estas mismas fuerzas para, casi como que desviándolas un poco, también volver a contar con espacios con un valor social que no sea exclusivamente el masificado?

la eficacia del sistema como unicidad ha colapsado, pero en su reemplazo irrumpe un espacio globalizado que produce sus formas eficaces a golpe de imposiciones azarosas,

este tipo de espacio no es necesariamente mejor que el tipo de espacio anterior, y si no tenemos cuidado, y de hecho hoy ya sucede, el azar dará espacio a una nueva forma de performatividad, en donde como las reglas serán tan complicadas quizás no haya forma de control posible,

por supuesto que no tengo respuestas para estas preguntas, ni para éstas ni para muchas otras, pero de todas maneras creo que vale la pena seguir ensayando cosas y proponiendo alternativas, aunque inclusive esto signifique equivocarse,

para terminar quisiera transcribirles un pequeño extracto de un artículo de Alejandro Zaera, cuyo título es USA 1990: Topografía de un territorio artificial.(16)

América no tiene nada que ver con el genio racionalista; no es la consecución de la utopía, el sueño de la razón, sino naturaleza artificial, la ley de los grandes números. La virtud no radica en la racionalidad ni en la `posibilidad de conocimiento, sino en la pura eficacia, en el éxito genético. No en vano, las más avanzadas corrientes filosóficas locales -las pragmatistas- han descartado ya hace tiempo cualquier aproximación epistemológica. La verdad era un axioma, la eficacia es un cociente, una operación que depende de los fines -la voluntad- y de los medios -el

poder-.(17)

Los computadores no son más que máquinas de producir azar, mil veces más potentes que las mesas de juego de Las Vegas; lo mismo ocurre con los gigantescos complejos de investigación: la NASA, el MIT, Silicon Valley... En América, el progreso no se produce por vía del razonamiento preciso, sino por simple evolución biológica, por selección natural entre un gran número de mutaciones provocadas. Por eso los científicos, los artistas y los arquitectos se van convirtiendo en productores de azar, de caos. El que obtiene la mutación exitosa es catapultado al cielo catódico, reproducido hasta la superpoblación -el stock-. La moda y la publicidad se convierten así en perfectos reguladores del proceso evolutivo artificial, no sometido a la circularidad de lo verdadero, lo auténtico, lo original, sino a la linearidad del Decision Making.(18)

quizás sea hora de rendirnos a la evidencia de pensar el rol del arquitecto como un científico social y un pensador político, quizás también en tanto que "hacedor"de espacios urbanos, como un agente potencial de democratización o de no-democratización, entendiendo por democratización no al sistema democrático sino más bien a la actitud pluralista que incluye variables y alternativas, que alberga diferencias brindando así espacio para ampliar el paradigma de posibilidades y sensibilidades, tanto en arquitectura como en la vida en general, que creo, es en definitiva lo que importa


José Miguel Heras


NOTAS

(1) Bernard Tschumi. "Urban Pleasures and the Moral Good". assemblage 25, 1995.

(2) Jean-François Lyotard. "La condición postmoderna". Ediciones CATEDRA, colección TEOREMA, 1989.

(3) ibid 2, pág. 31 del capítulo 4: "La naturaleza del lazo social: La alternativa moderna", citado por Lyotard de: Talcott Parsons, "Essays in Sociological Theory Pure and Applied", Glencoe, Free P., págs. 46-47

(4) ibid 2, pág. 10 de la "Introducción"

(5) ibid 1, pág. 10 del punto titulado: "Pleasure, Disprogramming". La traducción está hecha por el autor del presente artículo.

(6) ibid 2, pág. 23 del capítulo 2: "El problema: La legitimación"

(7) ibid 2, pág. 75 del capítulo 10: "La deslegitimación"

(8) Fredric Jameson - Michael Speaks, "Envelopes and Enclaves: The Space of Post-Civil Society", assemblage 17, 1992. La traducción esta hecha por el autor del presente artículo.

(9) ibid 8, pág. 32. La traducción esta hecha por el autor del presente artículo.

(10) QUADERNS D'ARQUITECTURA I URBANISME 175, 1987, pág. 105.

(11) ibid 10, pág. 100.

(12) ibid 10, pág. 100.

(13) ibid 10, pág. 101.

(14) ibid 10, pág. 102.

(15) ibid 10

(16) Alejandro Zaera, "USA 1990: Topografía de un territorio artificial", QUADERNS D'ARQUITECTURA I URBANISME 184, 1990.

(17) ibid 15, pág. 29.

(18) ibid 15, págs. 29, 31.

vii(19)Bernard Tschumi, "Urban Pleasures and the Moral Good", assemblage 25







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